CONVIERTEN LLUVIA ÁCIDA EN AGUA POTABLE

Proyecto artesanal recoge uno de los líquidos más contaminados del mundo y lo comercializa.

La lluvia ácida que cae en Ciudad de México, una de las más contaminadas del mundo, se convierte en un agua pura.
"La intención es la forma esencial de la energía, y el agua su conductor universal": ese es el principio en que se funda la pequeña pero acogedora Casa del Agua, un proyecto 100% mexicano que busca llevar el vital líquido del cielo a la mesa, a través de un proceso de purificación y armonización.
La idea surgió "como un proyecto que por supuesto debía ser rentable pero también mucho más que un negocio. Algo que fuera parte de una renovación, de mandar mensajes positivos", explica su fundador, Bosco Quinzaños, un joven financiero.
Hace poco más de un año reunió a otros ocho socios mexicanos con especialidades tan diversas como arquitectura, márketing y ciencia para montar su proyecto.
Un jardín en el techo del edificio capta el agua proveniente de las nubes que luego es almacenada en dos contenedores. "En una hora de lluvia captamos 5.000 litros de agua", dice Márquez.
Cuando no llueve, se riegan las plantas del jardín con agua del grifo para que la tierra detenga algunas de las partículas suspendidas que contiene, se asegura que el 80% del líquido proviene de la lluvia.
El agua captada es propulsada por una máquina hacia una serie de filtros: uno que detiene las basuras, y otro de carbón activado que extrae las partículas más pequeñas y elimina los olores y sabores.
El caudal sigue su curso por un sistema de tuberías para alcanzar dos grandes destiladoras que calientan el agua hasta convertirla en vapor, y luego la condensan para regresarla al estado líquido. La vital sustancia sale de ahí totalmente purificada pero incompleta, ha perdido sus minerales.
Después, es oxigenada al deslizarse por un tobogán en espiral y mineralizada al pasar por un recipiente con piedras de río, algunas de las cuales contienen plata pura.
Empleados esterilizan botellas de vidrio decoradas con dibujos que luego llenan con el agua.
Cada día se producen unas 300 botellas de 600 ml, que son vendidas a unos 3 dólares, en un país donde el salario mínimo diario es de unos 4,7 dólares. El 75% del valor del producto corresponde solo a la botella.


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